domingo, 29 de marzo de 2020

San Agustín y la relación con el COVID - 19


1. ¿Por qué es necesaria la Iluminación?
San Agustín plantea que la iluminación es necesaria para darnos cuenta de lo que está bien y de lo que está mal, ya que esta se nos presenta como la luz que nos ayudara a seguir el camino que esta correcto o el camino incorrecto.

2. ¿Cómo demuestra San Agustín la existencia de Dios?
Dado que dios en tanto ser absoluto y creador de todas las cosas es central tanto para la religión cristiana como para la Filosofía de Agustín, este tiene la necesidad de justificar la existencia de aquel no sólo por medio de la fe, sino por medio de argumentos racionales. Estas son las pruebas de la existencia de dios según Agustín. Dios y la verdad se identifican. "El poder del verdadero Dios es tal que no puede permanecer totalmente oculto a la criatura racional, una vez que haya comenzado a hacer uso de la razón.
"Si se exceptúan algunos hombres cuya naturaleza esta corrompida por completo, toda la especie humana confiesa que Dios es el creador del mundo". Eso es dios.

3. Explica por qué se dice que la moral agustiniana es voluntarista.
En los tiempos modernos que viven en el mundo a entender la moral es a su vez a las preguntas formuladas el mismo sistema que con frecuencia es la inversión impregnada de valores. En este sentido hablar de salvamento pudieran ser un aspecto moral de los seres humanos que lleva al mal. Por lo tanto, al analizar la moral agustiniana es necesario, en primer lugar, entender al hombre como un ser compuesto de cuerpo y alma. Vamos a analizar el problema de la moral en Agustín teniendo en cuenta el bien y el mal como la acción humana en su relación con Dios.

4. ¿Cómo es compatible la existencia de Dios y su acción creadora con la presencia del mal en el mundo?
Si partimos del supuesto de que la idea de Dios incluye las cualidades de la omnipotencia y de la bondad infinita, existe un argumento, defendido ya en la antigüedad por los epicúreos, cuya conclusión rechaza la existencia de un ser que reúna a la vez en su esencia esas dos cualidades. Se trata del argumento que toma como premisa fundamental la de la existencia del sufrimiento. En los últimos tiempos se lo sigue considerando por parte de diversos pensadores como un argumento concluyente en contra de la existencia de Dios. « Es inútil argüir que el dolor del mundo se debe al pecado.
Si yo fuera a engendrar un hijo sabiendo que iba a ser un maniático homicida, sería responsable de sus crímenes. Si Dios sabía de antemano los crímenes que el hombre iba a cometer, era claramente responsable de todas las consecuencias de esos pecados cuando decidió crear al hombre. El argumento cristiano usual es que el sufrimiento del mundo es una purificación del pecado, y, por lo tanto, una cosa buena. Con el fin de afirmar esto, un hombre tiene que destruir en él todo sentimiento de piedad y compasión.
Tiene, en resumen, que hacerse tan cruel como el Dios en quien cree. Ningún hombre que cree que los sufrimientos de este mundo son por nuestro bien, puede mantener intactos sus valores éticos, ya que siempre está tratando de hallar excusas para el dolor y la miseria» Comentario de las premisas y de la conclusión
Además y aunque esta respuesta por sí sola sería ya suficiente para refutar el valor de la anterior objeción, puesto que con sólo la presencia de una mínima porción de mal no causada por el hombre el argumento conserva toda su validez, hay que señalar que si el hombre fuera causa parcial del mal, ello implicaría que el hombre, supuestamente creado por Dios, no sería bueno, ya que el modo de ser de cada cosa se conoce por sus manifestaciones y por sus obras , con lo que el problema volvería a plantearse referido en este caso a la naturaleza humana. Como objeción a estas consideraciones se cae a veces en la ingenuidad de pretender explicar el mal a partir de la naturaleza, suponiendo que de esta forma Dios quedaría al margen de las diversas calamidades y sufrimientos que rodean la existencia de los seres vivos. Pero es evidente que, si la naturaleza produce el mal, en tal caso la naturaleza será mala, y, en consecuencia, de la misma manera que se considera responsable de un asesinato a la persona que disparó y no a la bala que atravesó el corazón de la víctima, igualmente habría que entender la relación entre Dios, la naturaleza y el mal, considerando a Dios como causa del mal, y a la naturaleza como un simple instrumento para su manifestación. Sin embargo, en estos casos se olvida que la omnipotencia de Dios podría impedir la existencia de esa fuerza del mal, mientras que su bondad infinita le llevaría efectivamente a impedirla.
Por lo que se refiere a la segunda premisa, una de las objeciones que se le hacen consiste en indicar que quizás el sufrimiento podría ser bueno, al menos en un sentido semejante a aquel en que lo es una intervención quirúrgica, la cual, aunque resulte dolorosa, es causa muchas veces del bien de la curación. Otra objeción que suele utilizarse a veces es la de que el hombre no está capacitado para comprender en qué consiste la bondad de Dios, y que el propio sufrimiento podría ser bueno en algún sentido oculto para nosotros, pero compatible con esa forma especial de la bondad divina. La réplica a esta objeción consiste en señalar que referirse a la bondad de Dios como a algo ajeno a las posibilidades humanas de comprensión es utilizar palabras vacías e inútiles. Pues, si decimos que Dios es «bueno» y, a continuación, «aclaramos» que «bueno» no significa lo que todo el mundo piensa que significa, y no explicamos qué es lo que pretendemos decir con esa palabra, en ese caso estaremos perdiendo el tiempo y haciéndolo perder a quienes nos escuchan.
La conclusión que deriva de estas tres premisas es, como ya sabemos, que no puede existir un ser que reúna al mismo tiempo las cualidades de la omnipotencia y de la infinita bondad, o, lo que es lo mismo, que o bien tal ser quiso pero no pudo hacer un mundo sin sufrimiento y, en tal caso, no sería omnipotente, o bien pudo pero no quiso y, en tal caso, no sería infinitamente bueno. Si, por otra parte, llegamos a considerar que el concepto de Dios sólo puede aplicarse a una realidad absolutamente perfecta, y consideramos además que el poder y la bondad deberían ser constituyentes de dicha perfección, en tal caso la conclusión evidente de todas estas consideraciones es la de que Dios no existe.

1 comentario:

  1. El trabajo es bueno, pero ¿cuál es tu opinión personal sobre la premisa de la existencia de Dios respecto al mal?

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